2012/11/15

Soneto Rojo, I

La mano misma de la Diosa guía
la senda roja que mi espada escribe, 
que en este filo de mi acero vive 
el propio aliento de su voz sombría. 

La Diablesa, a mí me llaman: fría 
dicen que soy, pues mi pasión se inhibe 
de más abrazo que el dolor, y exhibe 
un largo brazo la venganza mía. 

¡Venid a mí, si es que pisáis tan fuerte, 
vos, entrañable y vanidoso amigo! 
 Venid a mí, que os pesaré la suerte, 

os abriré en canal ese viril ombligo, 
y aprenderéis de buena fe conmigo,
si amáis la vida, a no tentar la muerte. 


Arriba: Ilustración de Rafael Vargas, coloreada y editada por Sword.

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